miércoles, 13 de mayo de 2009

Tic Tac

Esos días inacabables, que una mira el reloj y se da cuenta que falta poco para que termine tal o cual cosa y a la vez ese giro se hace eterna y estamos en el mismo lugar pero diferente hora. Y seguimos ahí.
O como cuando todo parece seguir el curso de las agujas y sin sobresaltos pasa el tiempo, siempre pero siempre pasa algo que descompone al reloj. Ese algo muchas veces nos demuestra como son las cosas en la realidad misma, otras veces como hoy por ejemplo, nos transportan al pasado, a aquellos momentos que quedaron grabados en la mente y no precisamente por ser inolvidables y felices.
Y son esas vivencias inolvidables que más de una vez me hacen pensar con la razón antes que con el corazón, es ese miedo que aparece y desaparece como la más verosímil ilusión de encontrar ese rincón en el mundo después de tantas puertas entre cerradas que dejamos atrás por esquivar caminos.
Esa sensación inexplicable que se siente escuchar al reloj vivir mientras una no hace más que volar y repartir palabrerías que quizás hieran a los demás. Lo peor de esto es que la frase el que da recibe lo que da es verdad, porque cuando los oídos son receptores de palabras o expresiones que no nos esperábamos tendemos a caer, a ponernos mal porque nos lastimaron, sin pensar que antes lo hicimos nosotros.
Creí estar segura de una situación de la vida, pero ella misma me demostró que no es así. Que aún siguen abiertas esas heridas que por más que el paso de las horas se haya convertido en días, meses y ahora en años, siguen ahí firmes mezcladas con incomprensión, rencor y falta de ganas por dejar de recordar esos momentos inolvidables.

Pero claro, si fuera tan fácil apretar Ctrl. Alt. y Supr en nuestra cabeza y reiniciar y arrancar de nuevo hoy seguramente no estaría acá escribiendo por escribir y con esta maldita manía de abrir una hoja en blanco y empezar cada día una historia.
Por que es así y aunque ese tic tac, que también son los latidos del corazón, renueva cada segundo su lugar en el mundo siempre termina dando vueltas en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas, diciendo las mismas cosas por más feas que sean y sobre todo sintiendo ese deseo inacabable de decir basta y de empezar a construir momentos inolvidables pero felices, sin dejar que el destino decida como sigue esta historia.
escrito por R.S.R

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